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El Alto Valle del río Negro y la fruticultura. La historia de un origen pionero, un pasado de gloria y un presente difícil
Resumen
El Alto Valle del río Negro, entendido como región, comprende asimismo los valles inferiores de sus tributarios los ríos Limay y Neuquén, extendiéndose por encima de los límites políticos entre las provincias de Río Negro y Neuquén y conformando una zona de especiales características en el Norte de la Patagonia argentina. El río Negro y sus afluentes principales constituyen una cuenca que se extiende desde la cordillera de los Andes hasta el Atlántico. Su
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El Alto Valle del río Negro, entendido como región, comprende asimismo los valles inferiores de sus tributarios los ríos Limay y Neuquén, extendiéndose por encima de los límites políticos entre las provincias de Río Negro y Neuquén y conformando una zona de especiales características en el Norte de la Patagonia argentina. El río Negro y sus afluentes principales constituyen una cuenca que se extiende desde la cordillera de los Andes hasta el Atlántico. Su regular caudal -1.070 m3/s anuales-, alimentado por importantes precipitaciones de agua y nieve, han posibilitado el desarrollo de una zona densamente poblada y bajo explotación a lo largo de ciento veinte kilómetros.
Esta área productiva comprende unas cien mil hectáreas, de las cuales alrededor del sesenta por ciento se encuentra bajo riego. De ellas, se cultivan poco más de cuarenta mil hectáreas, con una producción anual estimada de setecientas mil toneladas de peras y manzanas destinadas mayoritariamente a la exportación en fresco y a la industria de jugos concentrados. A la producción de frutales de pepita -la más importante del valle-, le sigue la de uvas, que se destina casi totalmente a la fabricación de vinos, y en menor medida la de frutales de carozo -ciruelas, duraznos, pelones-, tomates y alfalfa.
Si bien la fertilidad de la zona y sus posibilidades productivas fueron percibidas desde el momento mismo de la conquista militar del territorio ocupado por grupos indígenas en el año 1879, su puesta en producción efectiva se inició hacia comienzos del siglo actual y se estructuró definitivamente como economía frutícola alrededor del año 1930, cuando la producción regional se orientó definitivamente hacia el mercado externo. Previo a ello, la incorporación progresiva de superficies regables produciría un consecuente proceso de subdivisión y venta de las grandes propiedades territoriales originadas en la conquista militar, que se acentuó a lo largo de la década de 1920 contribuyendo a la constitución, como agente económico mayoritario, de un pequeño productor propietario relativamente próspero, que fuera durante muchos años el sujeto social característico del desarrollo económico del Valle.
Material publicado en FRUTICULTURA MODERNA – Tecnología, transferencia, capacitación, organización – 9 Años de cooperación técnica. 1990/1999. Agosto de 1999. Publicación de INTA / GTZ, financiada por el Gobierno de la República Federal de Alemania a través de GTZ.
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Autor
Blanco, Graciela;
Fecha
2017
Editorial
EEA Alto Valle, INTA y GTZ
Formato
pdf
Tipo de documento
informe técnico
Palabras Claves
Derechos de acceso
Abierto
